La otra noche, estaba desvelada, desperté de pronto, un poco desorientada, me incorporé en la cama, encendí la luz de la mesita de noche, miré a mi alrededor, eché un vistazo a mi celular, marcaba las 4:24 AM, uff!! pensé, muy tarde para escribir, muy temprano para levantarme, ¡qué hacer!. Sin una gota de sueño, saque de mi cartera un cigarrillo y el encendedor. No puedo fumar en el dormitorio, mi madre me regañaría y quedaría hediondo, encaminé mis pasos hacia el comedor, abrí la cortina y me asomé para encender el cigarrillo. En eso estaba, muy concentrada, cuando de soslayo veo que el edificio del frente tenía un muro muy oscuro. Doy la primera aspirada profunda a mi cigarrillo, tratando de aclarar mis ojos, pensando que quizás el sueño me hacía ver cosas que no eran.
Pero no, ahí estaba, todo un enorme muro de 3 pisos completamente quemado, pero sin rastros de fuego, más que nada era lo negro y el olor a quemado. Pensé: ¡qué extraño! ¿tan profundo fue mi sueño que no sentí las sirenas de los bomberos? Y la gente que vive ahí, no gritaron, no hicieron ningún ruido. Todavía se podía sentir el calor de fuego y ese impregnante olor. Me fumé mi cigarrillo haciéndome esas y otras preguntas más, pero lo que más me intrigaba era que no había sentido ningún ruido mientras apagaban el fuego.
Me costó dormir de nuevo, pero lo logré muy avanzada la madrugada, tanto así que cuando mi madre se acercó a mi cama con un delicioso desayuno pensé que recién me había acostado. Aproveché de contarle lo que había visto en la noche y preguntarle si ella había sentido algo. Fue corriendo al comedor a mirar por la ventana y comprobar lo que yo le estaba contando. Grande sería mi sorpresa, cuando vuelve hacia mi dormitorio con cara de compasión y me dice: "hija, no hay ningún edificio quemado". Me miró con esos ojos con los que sólo las madres pueden mirar, entre compasión e incredulidad y acarició mi cabeza.
No podía creer lo que me estaba diciendo mi madre, dejé la bandeja en la mesita de noche y corrí hacia el comedor, para comprobar atónita que efectivamente no había ningún edificio quemado, esa experiencia que había tenido tan vívida, tan real, fue sólo una mala jugada de mi cerebro.
No podía creer lo que me estaba diciendo mi madre, dejé la bandeja en la mesita de noche y corrí hacia el comedor, para comprobar atónita que efectivamente no había ningún edificio quemado, esa experiencia que había tenido tan vívida, tan real, fue sólo una mala jugada de mi cerebro.
4 comentarios:
Sabes aveces nuestro sub-conciente trata de avisarnos algo, que puede ser una señal para detectar el mal que nos aqueja tenemos que tomar con responsabilidad si nuestra salud esta complicada o si nos sucede algo.
Desde mi punto de vista no es malo, ya que esa pared oscura que viste al frente son tus miedos o tus angustias, que tratan de ganar terreno pero tu mente de alguna forma las rechasa para liberarte y a si puedas descansar de ello.
Piensa todo se dio, el no poder dormir, las ganas de fumar un cigarro... en fin, creo que eres una mujer muy valiente y es por eso que tu cuerpo entero trata de hacerte reaccionar.
Besos grandes y llenos de corage y fuerza para que quemes tus miedos y angustias o simplemente todo aquello que te acompleja.
Pepito:
Me sorprendes con la lectura de mi "alucinación", fíjate que no había pensado en eso, tienes razón, esa pared simboliza mis temores, es verdad... pensaré en ello.
Abrazos grandes,
Mona
Fué Simplemente un Juego de Tu Mente.... Sabes?.... Lo Más Importantes es que esos Juegos Siempre se Comprueban en su Realidad... No Te Canses Amiga... Que el Tiempo de Vivir en Realidades Llegará y despertarás como una Ninfa en el Valle Cargado de Milagros por que Vivir... y porque Sentir...
Te Quiero Mucho.
Abrazos de Sol
Mi Ser
Mi ser querida:
Como siempre un placer leerte, lástimas que estés de vacaciones y nos tengas carentes de tus hermosas palabras (pura envidia, jeje.
Tal como dices, al parecer la realidad ha vuelto y no he seguido alucinando, ya creía que me había vuelto loca...
Besos ausentes,
Mona
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