miércoles, 9 de junio de 2010

¿Cuándo llega el fin?



Miras hacia atrás y la huella que se va quedando es tan profunda, que cuesta trabajo ver qué ha ido quedando bajo miles de capas de recuerdos, fotos, sentimientos, furia, pasión, admiración, arrepentimiento, que vuelven a cubrirse con miles de capas de aburrimiento, soledad, encantamiento, decepción.

Tantas emociones se viven al correr de cada minuto, hora, día, mes, año en una relación, tan abrumador es el volumen de éstas, que dificulta ver qué sucede claramente. Se confunden nuevas emociones con otras que hemos guardado en lo profundo de un baúl de buenas cosas y se mezclan con las del baúl del lado, el que contiene las malas. Nunca es todo tan malo, ni tampoco tan bueno. La objetividad es arrasada por los sentimientos y las emociones, es imposible poder definir categóricamente una situación que está empapada de subjetividad.

¿Dónde comienza el fin? ¿Cómo reconoces el estado de no amar? ¿Hasta dónde llega la propiedad sobre el otro? ¿Es necesaria la separación? ¿Es realmente lo que quiero? Cuando llegamos a este estado de confusión, siempre pensamos que es más fácil terminar con todo, pero... dónde se podrá almacenar todo lo que hemos vivido, todo aquéllo que hemos construido de a dos. En qué cajón podremos guardar los sentimientos que aún existen.