sábado, 4 de enero de 2014

La esclavidud... no se ha abolido

Podríamos decir que de los 32 años de vida laboral que me han tocado vivir, he pasado por todo... desde jefes con malas intenciones (cuando era muy joven), hasta jefas maltratadoras, también de ser subordinada hasta ostentar una jefatura. A medida que fui madurando, los trabajos que se me fueron presentando iban cumpliendo metas cada vez más sofisticadas: desde tener una oficina sólo para mi hasta ser merecedora de un estacionamiento dentro de las instalaciones, todo esto antecedido por una buena evaluación de mi desempeño. Sin embargo, esto último que he experimentado no tiene nada que ver, con nada de nada de lo que pude haber siquiera imaginado en algún minuto de desesperación  que pudiera existir en estos treinta y tantos años.
El año 2013 no fue un buen año, partiendo por mi despido de un trabajo donde llevaba varios años, bastante bueno, con un salario por sobre la media para mi estamento y con un trato personal suficientemente adecuado para sentir que eres considerada: persona... humana... ser vivo. Cabe mencionar que a mis años, en Chile, no existen puestos de trabajo. Luego de un fallido intento por convertirme en empresaria, junto a mi hermano, tuve que palpar la triste realidad que enfrentan personas como yo, totalmente activas, experimentadas y sanas. Lo peor de todo es que no te dicen: "mira, no contratamos personas mayores de 35 años" porque en mi país existe una ley contra la discriminación, sin embargo, sorprendentemente, de las 200 postulaciones que envié por correo electrónico, páginas de empresas y sitios como Laborum, Tolvit, Emol, etc., sólo recibí respuesta de 2 lugares, uno para trabajar en un centro comercial, desde las 11:00 hrs. hasta las 21:00 hrs. de lunes a domingo, con un sueldo unos pocos pesos más que el salario mínimo.
El otro un trabajo, en un call center, en soporte de internet, al que me presenté, pasé por mil y una pruebas, tests, entrevistas, hasta que quedé en el primer paso, la capacitación: cuatro semanas donde pagan el sueldo mínimo, luego de esas 4 semanas, te dicen si quedas o no, dependiendo de tu desempeño en la capacitación, las notas y la impresión que le dejas de ti al profesor.
 
De un día para otro, te lanzan a atender llamadas, en la capacitación no te explican cómo funciona el ambiente laboral dentro de la plataforma. Te topas de un sopetón con un "jefe" poco empático, con compañeros que ni siquiera son capaces de saludar cuando te ven llegar y te dejan con el "buenos días" en la punta de la lengua. Hostilidad, es la palabra que he logrado articular para definir lo que se vive. Como si eso fuera poco, no puedes ir al baño cuando lo necesitas, sino cuando la plataforma lo permita, vas al baño luego de esperar y te encuentras con que está “en mantención”, además no te puedes demorar más de 5 o 6 minutos, y si vas más de una vez te amonestan.
Supuestamente, al trabajar 8 horas seguidas, debes tener un descanso de 30 minutos, pero no es cuando tú estás cansada o necesitas comer algo, sino cuando al tipo que controla las llamadas le da puntada, el primer día de trabajo entré a las 5 de la mañana y mi primer descanso lo tuve a las 11:45 hrs., es decir, 15 minutos antes de terminar mi turno, al parecer el tipo se había olvidado de mi y tuve que pedirle que me diera el descanso porque estaba a punto de desmayarme de hambre. Si osas demorarte más de 30 minutos, tienes a tu jefe esperándote y apurando para que te conectes pronto, la muy ingenua le digo: pero si sólo me pasé en un minuto… me miró como si le hubiera sacado la madre.
Otra sorpresa, te pagan por metas, una de ellas es la famosa “adherencia”, que significa que debes estar conectada al inicio de tu turno, ni un minuto más tarde, porque si te conectas un minuto más tarde, pierdes el bono… pero no te dicen que el computador se demora 3 años en encender, el programa con el que hablas por teléfono otras 3 horas en abrir y el otro programa que te mide las metas 4 siglos… es decir, debes estar sentada en tu puesto al menos media hora antes para lograr estar conectada justo a tiempo, lo bueno es que como trabajo con horario de madrugada, me pasan a buscar en una van, por lo general soy la última y nunca llego con más de 10 minutos de antelación, comprenderán que ya no obtendré el bono por adherencia...
Cuando comienzas a atender a los clientes, se pasa un poco la tristeza y ese sentirse tan explotado, porque ayudas y solucionas problemas de personas que no tienen la culpa de cómo funcionan estos call centers. Se supone que tú debes resolver el inconveniente del cliente en una sola llamada y en un tiempo mínimo (550 segundos, algo así como 9 minutos), si te llega a llamar de nuevo el mismo cliente, te crucifican, pues es otra meta, tratar de impedir que los clientes vuelvan a llamar antes de una semana, dime si no es difícil poder manejar algo así. Uno como cliente no sabe que llamar varias veces perjudica al operador que te atiende, tampoco le puedes decir que no vuelva a llamar. Sin duda, una trata de resolver todas las dudas y visualizar los inconvenientes que se le pueden presentar, pero francamente es lo más difícil.
 
Pero lo más, más, más difícil, que hasta me dan ganas de llorar cuando lo pienso, son las relaciones humanas, en realidad las NO relaciones humanas, eso tan característico en todos los trabajos, tomarse un cafecito con tus compañeros antes de empezar a trabajar o a medio día acercarte a conversar unos minutos con alguna amiga, o poder hacer una llamada a tu casa en la mitad de tu jornada… no sé, extraño esa libertad para manejar tus tiempos, definir tú en qué momento puedes o no hacer un break, tan necesario en jornadas tan largas. Imaginen, si trabajo de 5 am a 12 am, me dan un descanso a las 8, si se me ocurriera llamar a mi casa a esa hora ¡¡Me matan!! ¡¡Están de vacaciones!!
 
Además, cuando estás sobrepasada por un inconveniente de un cliente, que no puedes resolver, ya pasó el tiempo máximo, ya hiciste todo, todo lo que decía el procedimiento, nunca hay un jefe al que recurrir para que te ayude, o están en "reunión" o los ves a todos juntos, muertos de la risa, comiendo (se supone que no se puede comer en la plataforma), conversando... da tanta rabia, es tan  injusto...