viernes, 28 de noviembre de 2008

Teletón


Hoy comienza la Teletón, esas 27 horas en que los chilenos por una vez hablamos el mismo idioma, una vez al año nos olvidamos que somos gordos, flacos, altos, bajos, momios, comunistas, opositores, simpatizantes, niños, adultos, ancianos, ricos y pobres... nos convertimos en hermanos.


Al comienzo de esta obra, estábamos en plena dictadura militar, la criticaba ácidamente, no podía entender que se recaudara tanto dinero sólo para niños minusválidos, habiendo tanta necesidad, tantos pobres, tanta miseria en mi país. A medida que han pasado estos 30 años, he ido comprendiendo que es más que dar plata, más que juntar plata, que es más que llorar con los casos que nos muestran durante el desarrollo de este evento.

30 años, parece que hemos avanzado, se ha abierto el tema, se ha hecho un espacio para la rehabilitación de niños que con el pasar de los años pueden caminar por primera vez en su vida, otras historias no son tan exitosas, sin embargo lo que se aprende en esta institución es a vivir con la diferencia sin sentirse menos personas. Probablemente, por lo caro que son los tratamientos de este tipo, es que se le ha dado tanto bombo. Pero por sobre todas las cosas, lo que más provocan estas 27 horas de amor, es sacar todo lo bueno que tenemos todos en mayor o menor medida.

La huincha de la chala

Hoy venía rauda y feliz camino a mi trabajo, con el entusiasmo propio de un día viernes, cuando no sé cómo, mi tobillo derecho se dobló, trastabillé un poco pero no me caí, en vez de eso mi sandalia se rompió, se salió una de las tiritas que afirman el pie, es un ajuste vital, pues te mantienen el zapato alineado e impiden que chancletees. Tras la torcedura vino el dolor y con el zapato colgando del dedo pulgar, traté de pasar lo más inadvertida posible, obviamente no lo logré, pues a esa hora pasaban muchísimas personas en todas las direcciones rumbo a sus actividades.

Como pude, llegué hasta un escaño, me senté y busqué dentro de mi enorme cartera alguna herramienta que me permitiera arreglar el zapato y poder llegar a mi oficina sin tanto retraso. Pues este primer arreglo me duró sólo 3 pasos, luego de los cuales nuevamente quedé con el zapato colgando de mi desafortunado pie. Pensé en sacármelo, pero se me habría ensuciado demasiado, así es que seguí caminando muy avergonzada por entre las personas circulaban a través del mall.
Encontré otro asiento y me sumergí nuevamente en mi cartera, esta vez con más suerte, pues encontré una aguja e hilo. Me saqué la sandalia, ayudada por las llaves de mi casa volví a poner la huicha en su lugar, enhebré la aguja y di un par de puntadas para que se mantuviera el mayor tiempo posible en ese lugar.
Logré llegar a mi puesto sin mayores complicaciones, un poco atrasada, pero entera. Lo bueno que obtuve de este incidente fue que en mi hora de almuerzo me compré otra sandalia, que espero sea a prueba de torceduras.

martes, 25 de noviembre de 2008

La hernia


7:00 hrs., mañana fría, vapor de ducha recién cortada, una voz ronca clama atención.

Lorenzo: ¡¡Almudita!! ¡¡Mi amor!! ¿Puedes venir un segundo?

Almudena: Amor, estoy preparando el desayuno, tu desayuno y el de los niños ¿qué te pasa Zito?

Lorenzo: ¡¡Es que tengo una cosa rara!! Por favor ven a mirar porque es muy extraña.


Almudena: Espérame un minuto por favor, estoy terminando, me voy a bañar y aprovecho de ver que tienes.


Apurando el paso, bota una taza, pasa a llevar el agua hirviendo y se quema el brazo, se tropieza con un juguete dejado descuidadamente en el suelo...

Almudena: A ver... ¿qué es eso tan raro?

Sacándose la toalla, muestra en su ingle una pretuberancia importante. Almudena tratando de no fijar la mirada en otra parte más interesante, se inclina y pone sus dedos sobre este bulto.

Lorenzo: Ves amor que es extraño, lo descubrí hace un par de semanas, pero no era tan grande, ahora me sorprende, porque aparte de impresionar por su tamaño, parece que impide que este otro cumpla con su deber...

Almudena: Es cierto, es muy impresionante. ¿Fuiste al médico? Creo que es una hernia, mi papá tenía una y usaba un aparato de cuero, como un "colaless" que tenía una parte que hacía que no se saliera. Quizás podrías usar una de esas, si es que no quieres operarte.

Lorenzo: Me dan miedo los hospitales, además es muy caro, como sabes no dispongo en este momento con algo de dinero para pagar una hospitalización, tendría que operarme en Quilpué, allá el hospital es más barato.
Almudena: Pues, opérate allá, tendrás a tu mamá para que te cuide, pero si ya estamos bastante distanciados estando acá, imagínate si te vas fuera de Santiago...
Lorenzo: Es un riesgo que deberemos correr, recuerda que te amo, te amo, te amo

lunes, 24 de noviembre de 2008

Señales de humo

La comunicación ha evolucionado de forma impresionante. Me pregunto, es estos tiempos de globalización, en los que te puedes conectar con el mundo entero en un segundo, en nuestras relaciones interpersonales, esas en las que tienes que ver la cara y los ojos del otro ¿qué ha pasado con esa? ¿Será bueno o no tanto esto de la comunicación a solas?¿Será bueno o malo esto de no mirar la cara ni traducir el brillo de los ojos?

No sé si alguien más que a mi le pasa, suena el teléfono y piensas: ¡¡¡Diablos!!! ¡¡Estoy ocupada, no tengo tiempo para hablar ahora!! y estás metida en el computador probablemente ¡chateando con alguien! o tratando de coordinar alguna idea para subir un post aquí. En estos casos me siento pillada por mi misma en una actitud que considero deplorable.

Si pensamos, nuestros abuelos no tenían opción, tenían que ir a ver a la persona con la que querían comunicarse, luego aparecieron los teléfonos, pero no todos podían tener uno, por lo que por muchos años la comunicación se dio en persona, en vivo y en directo. Si nos vamos más atrás, los primeros habitantes debía comunicarse con señales de humo y tambores. Cuando pienso en eso, me pregunto, cómo habrán sido los códigos para entenderse, cómo habrán sabido que querían decir los que emitían el mensaje y qué pasaba si había mucho viento, se desvanecía en el aire eso que querían comunicar.
¿Se estará desvaneciendo en el aire esa antigua práctica de conversar por horas con una persona frente a ti, viendo toda su gestualidad, toda su expresión, los énfasis, los racontos, los silencios, la vehemencia, esos que te transmiten más que miles de palabras?

viernes, 21 de noviembre de 2008

Una copa de vino blanco


Algunas copas de vino blanco han hecho estragos en mi cabeza. Veo luces y estrellas en la habitación. Mi hermana escribe y escribe, publica y publica.

Mi creatividad ha renacido. Sueño con volcar todo mi interior en estas virtuales páginas. Sueño despierta poder de una vez por todas, empezar a plasmar todo lo que está atrapado en mi cabeza, que no es poco. Miles de ideas diariamente, a cada minuto, a cada hora se agolpan y me veo imposibilitada de concretarlo.

La próxima semana me entregan a mi bebé (mi notebook) quien se encuentra enfermito y me comprometo a producir todo lo que se insinúa en mi mente, todos los cristales que minuto a minuto van destellando luces brillantes, últimamente acalladas, pero no por no querer, sino por no poder.

jueves, 20 de noviembre de 2008

El Paro

Como en los mejores tiempo de dictaruda, la movilización de los trabajadores llegó a nuestra fiscalía, los jefes han autorizado el paro en todas las fiscalías del país, a pesar que para todos los funcionarios públicos los paros son ilegales. Me pregunto ¿se habrán movilizado sus íntimos valores solidarios? o ¿les habrá dolido el bolsillo?

lunes, 10 de noviembre de 2008

Diálogo de sordos


Almudena: Mi amor, siento que nuestra relación ha cambiado demasiado. ¿Qué nos estará pasando?
Lorenzo: Te amo mi amor, es lo único que debe importar.
Almudena: Mi amor, es que necesito saber qué sientes y qué piensas. También quiero que sepas qué pienso y qué siento
Lorenzo: Te amo, te amo, te amo...

viernes, 7 de noviembre de 2008

¡¡¡NOTICIAS!!!


A pesar de mi pesimismo, porque pensaba que la película basada en el libro de José Saramago, "Ensayo sobre la Ceguera", no se iba a dar en Chile, les cuento que estaba profundamente equivocada, hay buenas nuevas: se está exhibiendo en 3 cines en Santiago, con el nombre "Ceguera": Cine Hoyts La Reina a las 14:20 y 22:30 hrs.($3.900); Movieland La Dehesa a las 19:50 y 22:15 hrs. ($3.900) y Cinemark Plaza Tobalaba a las 19:30 y 22:20 hrs. ($2.900), dura 108 minutos y es para mayores de 14 años.

La crítica no ha sido muy buena, aunque yo pienso que si el director es el mismo de "El jardinero fiel" y "Ciudad de Dios" (Fernando Meirelles) y que, además, actúan Julianne Moore y Gael García, entre otros, no debe ser tan mala y aunque lo fuera, para los que hemos leído la novela, buena o mala, tenemos que verla.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Desalojo

"Un gesto vale más que mil palabras", versa el dicho popular. No cuenta mucho que digas una y mil veces "te amo" a alguien, si con tus actos dices lo contrario. Pequeñas actitudes van formando nuestro mapa emocional de la persona que tenemos al frente, mucho más que sus dichos.

Hace algunos meses, por motivos de desbarajuste económico, decidimos con mi compañero y mis dos hijos dejar nuestro pequeño departamento y trasladarnos al de mi madre, ahorrar con los gastos básicos y así poder, en un futuro cercano, volver a vivir en nuestro hogar todos juntos. De a poco, por un tema práctico, me fui llevando cada vez más cosas mías y de los niños, cosas de él también, pero ocurrió que su estadía en este nuevo hogar se fue transformando, cada día se hace más esporádica, con cualquier excusa se va a dormir a su departamento, arguyendo que pueden entrar a robar, que hay que mantenerlo limpio, que es importante que vean movimiento, etc. Quizás todos estos argumentos son reales, sin embargo, la sensación que me queda es que se está acostumbrando a vivir solo de nuevo y no es capaz de decírmelo.

Mi primer estremecimiento ocurrió cuando me comunicó que vendería el camarote donde dormían mis hijos, acto simbólico, pues sin esa cama no queda ninguna posibilidad para que ellos vuelvan a dormir allí, mi lectura fue: que tus hijos sólo vengan de visita...

Pero hoy ocurrió algo que me dejó muda. En el dormitorio donde dormían los niños había 2 pizarritas donde tenían pinchadas muchas fotos de ellos, mías, de mis otros hijos, de su papá, de su abuelita, pues hoy al entrar a buscar una toalla, me encontré con las fotos apiladas sobre una repisa, mi lectura: tus hijos ya no pertenecen a este lugar, saca todo lo que no debe estar aquí...

Me dio tanta pena, no pude decirle nada, entré al baño con las fotos en la mano y lloré, profusamente, lloré porque me sentí desalojada, sentí que habían echado a la calle a mis niños. Sentí que todo el tiempo que habíamos estado juntos, él sólo los aceptó porque sabía que de otro modo no me iría a vivir con él. Sólo falta que me entregue nuestros cepillos de dientes y uno que otro juguete que ellos dejaron distraídamente por ahí.

No sé cómo plantear lo que me pasa, ya se han acumulado tantas cosas, tantas señales de que ya no me quiere, tantas señales de que mis hijos le molestan, que cualquier cosa que diga será emanada con rencor, rabia y mucho dolor, por su parte, será recibida como un reproche, como una queja. ¿Será este el principio del fin?

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Regalo

Hoy quería recibir flores de regalo... como eso no ocurrió, me las regalé yo misma.
Se las regalo a ustedes también, sientan su aroma maravilloso


martes, 4 de noviembre de 2008

Padres

Es compleja la relación entre padres e hijos en la adolescencia. Muchas veces pensamos, en esa inestable etapa, que nuestros padres son nuestros verdugos. Que, lejos de querernos, sólo intentan manipular nuestra vida e imponernos sus valores, sus criterios, sus temores. Lo peor ocurre cuando, sin sospechar las consecuencias, llevamos a ese primer amor a nuestro hogar parental, ese hogar que nos cobijó y consoló de niños, que nos guió y desde donde sacamos todo lo que somos. En ese momento los empezamos a ver como verdaderos ogros, como extraños. Se nos hace difícil entender los motivos de su odiosa reacción.

Avanzando en el tiempo, nos empezamos a dar cuenta que, contrario a todas nuestras predicciones, ese amor que cuestionaron tanto, ese que no aceptaron, saca sus garras y nos hace encontrarles la razón, decirnos íntimamente: "¿por qué no le hice caso?". ¿Qué ocurre, entonces, que nuestros ojos no ven lo que nuestros padres? ¿Es efectivo que tienen ojos en la espalda y en el entrecejo?

Cuando ya somos grandes, hemos decidido qué hacer con nuestra vida, tenemos un proyecto de familia y somos padres, esos ojos extras aparecen, incipientes. A medida que vamos tornándonos más peritos en la faena de criar, se abren cada vez más. Definitivamente, al convertirnos en padres vamos adquiriendo ese ojo, que conocemos como intuición, debe ser el inmenso amor que sentimos por nuestros hijos, que nos hacer ver más allá de lo que ve la visión a través de los ojos con los que nacemos. Distinto es, cuando las aprehensiones no son producto de la intuición, sino de la discriminación. Cuando el parámetro con el que medimos a ese proyecto de pareja de nuestros retoños es el clasismo o racismo. Es cierto que queremos lo mejor para nuestros hijos, pero ¿qué es lo mejor?, ¿será que ellos son perfectos?, ¿serán medidos con la misma vara con la que medimos? o ¿será que vemos todas nuestras esperanzas, sobre todo las que no pudimos concretar, en ellos?.

Personalmente, cuando mi hija mayor me presentó a su primer novio (a sus poquitos 16 años), casi me morí. Aparecieron en mi todos esos sentimientos nefastos que detesto en otras personas, pero me controlé, no dije nada. Sólo hablé cuando ella me lo pidió, cuando el enamoramiento estaba cediendo y empezaba a ver más claro. Aproveché esa oportunidad para decir todo lo que sentía cuando la veía con él, traté de ser neutra y omitir todo comentario clasista y racista, me mordí la lengua, ya que lo único que hubiera logrado, habría sido provocar toda su ira, lógicamente amparada en los valores que de mi heredó, su defensa y protección. Por fortuna, solita se dio cuenta de que no era para ella, después de un par de escándalos que le hizo fuera de nuestra casa. Luego de varios años, encontró otro compañero, al que quiero y acepto, pero como no todo puede ser perfecto, mi madre, es decir, su abuela le dio un sermón horrible, le vaticinó un futuro negro, porque él es actor. "Un muerto de hambre, seguramente ella tendrá que mantenerlo"... Por suerte, es sólo la abuela y no ejerce mayor presión en mi hija.

Lo que he aprendido en todos estos años de mamá, es que debemos pensar siempre que, el día que a nuestros hijos les toque el turno formar su nido, ellos serán lo suficientemente sabios como para recordar y respetar todos los valores que les entregamos durante su vida, esos que están fírmemente arraigados en ellos. No debemos nunca dejar de repetirles que siempre contarán con nosotros para apañarlos cuando lo necesiten y hacerles saber que siempre, pero siempre los necesitarás cerca, los extrañarás y querrás mimarlos. Debes aceptarlos, comprenderlos y dejarlos ser personas, igual como tú quisiste que te aceptaran, te comprendieran y te dejaran ser persona.