martes, 4 de noviembre de 2008

Padres

Es compleja la relación entre padres e hijos en la adolescencia. Muchas veces pensamos, en esa inestable etapa, que nuestros padres son nuestros verdugos. Que, lejos de querernos, sólo intentan manipular nuestra vida e imponernos sus valores, sus criterios, sus temores. Lo peor ocurre cuando, sin sospechar las consecuencias, llevamos a ese primer amor a nuestro hogar parental, ese hogar que nos cobijó y consoló de niños, que nos guió y desde donde sacamos todo lo que somos. En ese momento los empezamos a ver como verdaderos ogros, como extraños. Se nos hace difícil entender los motivos de su odiosa reacción.

Avanzando en el tiempo, nos empezamos a dar cuenta que, contrario a todas nuestras predicciones, ese amor que cuestionaron tanto, ese que no aceptaron, saca sus garras y nos hace encontrarles la razón, decirnos íntimamente: "¿por qué no le hice caso?". ¿Qué ocurre, entonces, que nuestros ojos no ven lo que nuestros padres? ¿Es efectivo que tienen ojos en la espalda y en el entrecejo?

Cuando ya somos grandes, hemos decidido qué hacer con nuestra vida, tenemos un proyecto de familia y somos padres, esos ojos extras aparecen, incipientes. A medida que vamos tornándonos más peritos en la faena de criar, se abren cada vez más. Definitivamente, al convertirnos en padres vamos adquiriendo ese ojo, que conocemos como intuición, debe ser el inmenso amor que sentimos por nuestros hijos, que nos hacer ver más allá de lo que ve la visión a través de los ojos con los que nacemos. Distinto es, cuando las aprehensiones no son producto de la intuición, sino de la discriminación. Cuando el parámetro con el que medimos a ese proyecto de pareja de nuestros retoños es el clasismo o racismo. Es cierto que queremos lo mejor para nuestros hijos, pero ¿qué es lo mejor?, ¿será que ellos son perfectos?, ¿serán medidos con la misma vara con la que medimos? o ¿será que vemos todas nuestras esperanzas, sobre todo las que no pudimos concretar, en ellos?.

Personalmente, cuando mi hija mayor me presentó a su primer novio (a sus poquitos 16 años), casi me morí. Aparecieron en mi todos esos sentimientos nefastos que detesto en otras personas, pero me controlé, no dije nada. Sólo hablé cuando ella me lo pidió, cuando el enamoramiento estaba cediendo y empezaba a ver más claro. Aproveché esa oportunidad para decir todo lo que sentía cuando la veía con él, traté de ser neutra y omitir todo comentario clasista y racista, me mordí la lengua, ya que lo único que hubiera logrado, habría sido provocar toda su ira, lógicamente amparada en los valores que de mi heredó, su defensa y protección. Por fortuna, solita se dio cuenta de que no era para ella, después de un par de escándalos que le hizo fuera de nuestra casa. Luego de varios años, encontró otro compañero, al que quiero y acepto, pero como no todo puede ser perfecto, mi madre, es decir, su abuela le dio un sermón horrible, le vaticinó un futuro negro, porque él es actor. "Un muerto de hambre, seguramente ella tendrá que mantenerlo"... Por suerte, es sólo la abuela y no ejerce mayor presión en mi hija.

Lo que he aprendido en todos estos años de mamá, es que debemos pensar siempre que, el día que a nuestros hijos les toque el turno formar su nido, ellos serán lo suficientemente sabios como para recordar y respetar todos los valores que les entregamos durante su vida, esos que están fírmemente arraigados en ellos. No debemos nunca dejar de repetirles que siempre contarán con nosotros para apañarlos cuando lo necesiten y hacerles saber que siempre, pero siempre los necesitarás cerca, los extrañarás y querrás mimarlos. Debes aceptarlos, comprenderlos y dejarlos ser personas, igual como tú quisiste que te aceptaran, te comprendieran y te dejaran ser persona.

7 comentarios:

Mi Ser dijo...

Mi Querida Mona….

Tus letras tocan mi corazón como no imaginas….
Pues el encuentro con mis adolescentes se duele en sus caídas… tanto que el miedo hace presa en las distancias que sin querer se forman….

La vida y su sabiduría…
Cada encuentro con la realidad otorga una piedra de conocimiento…
Y a mi… tan pequeña montaña que aún soy….

Abrazo tus letras con las ansias de la Esperanza….
Con la Fuerza de Creer… de estar Segura… que lo que haces… lo haces Bien…

Gracias…
Mi Ser…

(Dejé unas letras para Ti en mi Blog…. Encuéntrate.!)

otrovikingo dijo...

Esto de ser padres no es nadita de fácil y creo que uno no se gradúa nunca...Sin embargo tu análisis es bastante acertado, estoy de acuerdo en un 97.35%...saludos

decisiones para la vida dijo...

¿qué objetas con ese 2,65%? Me gustaría saber. Entré en tus espacios y me parecieron bastante sorprendentes, dibujas muy bien.
Gracias por visitarme,
Mona

Anónimo dijo...

Gracias por la bienvenida tan cariñosa que me dejaste en mi desván y también por el apoyo que me brindaste. Tienes un corazón de oro y con él, seguro que tus padres están muy orgullosos de ti. Un beso muy grande y cuídate.

Don Pepe dijo...

Amiga, ardua tarea es esa de ser padres, tratas siempre de filtrar los errores que comentieron nuestros anteriores y aveces te equivocas.
Pero confio en tu ojo sabio que lo as hecho bien, tienes seres de buen vivir y desarrollo a futuro.
Aprovecha el tiempo junto a ellos y enseñasle lo buen ser humano que hay en ti...

manu dijo...

es como vos decís.

los consejos son sabios y son válidos. pasa que cuando se dicen, el que lo escucha no tiene esa perspectiva, todavia no tiene esa vista paronámica para tener un juicio sobre lo aconsejado...de ahí...que es bueno confiar...confiar que esa persona hará lo que crea conveniente...por convicción.

saludos!!!!!

Luzjuria dijo...

Los padres se ven como: protectores en la infancia, tiranos en la adolescencia y nuestro reflejo en la adultez. Queramoslo o no siempre repetiremos sus conductas, ya que crecimos a su alero, bajo sus alas, hasta que volamos a formar nuestro propio nido, que será muy parecido al nido que ellos formaron para nosotros ...

Manita, te quiero mucho