Podríamos decir que de los 32 años de vida laboral
que me han tocado vivir, he pasado por todo... desde jefes con malas
intenciones (cuando era muy joven), hasta jefas maltratadoras, también de ser
subordinada hasta ostentar una jefatura. A medida que fui madurando, los
trabajos que se me fueron presentando iban cumpliendo metas cada vez más
sofisticadas: desde tener una oficina sólo para mi hasta ser merecedora de un
estacionamiento dentro de las instalaciones, todo esto antecedido por una
buena evaluación de mi desempeño. Sin embargo, esto último que he
experimentado no tiene nada que ver, con nada de nada de lo que pude haber
siquiera imaginado en algún minuto de desesperación que pudiera existir
en estos treinta y tantos años.
El
año 2013 no fue un buen año, partiendo por mi despido de un trabajo donde
llevaba varios años, bastante bueno, con un salario por sobre la media
para mi estamento y con un trato personal suficientemente adecuado para sentir
que eres considerada: persona... humana... ser vivo. Cabe mencionar que a mis
años, en Chile, no existen puestos de trabajo. Luego de un fallido intento por
convertirme en empresaria, junto a mi hermano, tuve que palpar la triste
realidad que enfrentan personas como yo, totalmente activas, experimentadas y
sanas. Lo peor de todo es que no te dicen: "mira, no contratamos personas
mayores de 35 años" porque en mi país existe una ley contra la
discriminación, sin embargo, sorprendentemente, de las 200 postulaciones que
envié por correo electrónico, páginas de empresas y sitios como Laborum,
Tolvit, Emol, etc., sólo recibí respuesta de 2 lugares, uno para trabajar en un
centro comercial, desde las 11:00 hrs. hasta las 21:00 hrs. de lunes a domingo,
con un sueldo unos pocos pesos más que el salario mínimo.
El
otro un trabajo, en un call center, en soporte de internet, al que me presenté,
pasé por mil y una pruebas, tests, entrevistas, hasta que quedé en el primer
paso, la capacitación: cuatro semanas donde pagan el sueldo mínimo, luego de
esas 4 semanas, te dicen si quedas o no, dependiendo de tu desempeño en la
capacitación, las notas y la impresión que le dejas de ti al profesor.

Supuestamente,
al trabajar 8 horas seguidas, debes tener un descanso de 30 minutos, pero no es
cuando tú estás cansada o necesitas comer algo, sino cuando al tipo que
controla las llamadas le da puntada, el primer día de trabajo entré a las 5 de
la mañana y mi primer descanso lo tuve a las 11:45 hrs., es decir, 15 minutos
antes de terminar mi turno, al parecer el tipo se había olvidado de mi y tuve
que pedirle que me diera el descanso porque estaba a punto de desmayarme de
hambre. Si osas demorarte más de 30 minutos, tienes a tu jefe esperándote y
apurando para que te conectes pronto, la muy ingenua le digo: pero si sólo me pasé
en un minuto… me miró como si le hubiera sacado la madre.
Otra
sorpresa, te pagan por metas, una de ellas es la famosa “adherencia”, que
significa que debes estar conectada al inicio de tu turno, ni un minuto más
tarde, porque si te conectas un minuto más tarde, pierdes el bono… pero no te
dicen que el computador se demora 3 años en encender, el programa con el que
hablas por teléfono otras 3 horas en abrir y el otro programa que te mide las
metas 4 siglos… es decir, debes estar sentada en tu puesto al menos media hora
antes para lograr estar conectada justo a tiempo, lo bueno es que como trabajo
con horario de madrugada, me pasan a buscar en una van, por lo general soy la última
y nunca llego con más de 10 minutos de antelación, comprenderán que ya no
obtendré el bono por adherencia...
Cuando
comienzas a atender a los clientes, se pasa un poco la tristeza y ese sentirse
tan explotado, porque ayudas y solucionas problemas de personas que no tienen
la culpa de cómo funcionan estos call centers. Se supone que tú debes resolver el
inconveniente del cliente en una sola llamada y en un tiempo mínimo (550
segundos, algo así como 9 minutos), si te llega a llamar de nuevo el mismo
cliente, te crucifican, pues es otra meta, tratar de impedir que los clientes
vuelvan a llamar antes de una semana, dime si no es difícil poder manejar algo
así. Uno como cliente no sabe que llamar varias veces perjudica al operador que
te atiende, tampoco le puedes decir que no vuelva a llamar. Sin duda, una trata
de resolver todas las dudas y visualizar los inconvenientes que se le pueden
presentar, pero francamente es lo más difícil.
Pero
lo más, más, más difícil, que hasta me dan ganas de llorar cuando lo pienso,
son las relaciones humanas, en realidad las NO relaciones humanas, eso tan
característico en todos los trabajos, tomarse un cafecito con tus compañeros antes
de empezar a trabajar o a medio día acercarte a conversar unos minutos con
alguna amiga, o poder hacer una llamada a tu casa en la mitad de tu jornada… no
sé, extraño esa libertad para manejar tus tiempos, definir tú en qué momento
puedes o no hacer un break, tan necesario en jornadas tan largas. Imaginen, si
trabajo de 5 am a 12 am, me dan un descanso a las 8, si se me ocurriera llamar
a mi casa a esa hora ¡¡Me matan!! ¡¡Están de vacaciones!!
Además, cuando estás sobrepasada por un inconveniente de un cliente, que no puedes resolver, ya pasó el tiempo máximo, ya hiciste todo, todo lo que decía el procedimiento, nunca hay un jefe al que recurrir para que te ayude, o están en "reunión" o los ves a todos juntos, muertos de la risa, comiendo (se supone que no se puede comer en la plataforma), conversando... da tanta rabia, es tan injusto...
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