martes, 30 de septiembre de 2008

Mirada a mi misma

Hoy nuevamente he tenido que sentarme a reflexionar. A través de este medio, los blogs, he ido descubriendo cientos de miles de posts, increíblemente redactados con cientos de miles de estilos distintos. Con cientos de miles de temas maravillosos, fotos, música, etc. Esto parece ser un medio, no simplemente para escribir y escribir, como en un diario de vida, he descubierto que mediante esto se puede también echar a volar la imaginación, perderse en la profundidad del conocimiento y de la búsqueda de uno mismo.

Mi motor es el amor. Sin embargo, hoy me lo he cuestionado. He hecho una profunda introspección en mi misma y me he dado cuenta que la riqueza del espíritu está en observar lo que nos rodea y sacar nuestras propias conclusiones o quizás tan sólo contarlas con nuestro particular estilo de ver el mundo.

Cuestionarnos cómo actuamos cada día con nuestro entorno,
es quizás la tarea más difícil de cumplir, cosas con una simplicidad que de tan simple no vemos, se transforma en algo invisible e imperceptible. Preguntarnos qué hacemos para que esta ciudad en la que vivimos no se siga transformando en un basurero, preguntarnos qué le enseñamos a nuestros hijos para que no lo sigan haciendo, preguntarnos si vale la pena seguir engendrando vida ¿para qué? y ¿por qué?, me lleva a otra reflexión, existe algún motivo particular para que estemos en este mundo, como dicen por ahí tendremos alguna "misión" específica en esta tierra. Me declaro atea, muy a conveniencia debo reconocer, últimamente más cercana a lo celestial. Somos seres tan cambiantes, tan evolutivos. Si pensamos en nuestro discurso de hace 20 años, comprobaremos que ha cambiado substancialmente, no sólo en forma, sino muy de fondo.

Cuestionarnos la crianza de nuestro primer hijo, que el pobrecito tuvo que sufrir nuestra inexperiencia, cual chivo expiatorio y compararla con la de nuestro último retoño, notamos que la dosis de aprehensión que tuvimos con él va bajando notoriamente cuando ya llegamos al cuarto.

Eso que pensábamos, que era tan terrible se transforma en no tanto, que las cosas que realmente son importantes descubrimos cual colador, que son las menos. Que tanto luchar por cosas que llegaban tangencialmente a nuestra vida, valieron la pena en el sentido de la experiencia que con ellas adquirimos, sólo eso. La mía me lleva a la misma conclusión de siempre, por más que reflexiono y reflexiono, que las únicas cosas que valen la pena atesorar, cuidar y cultivar son: el amor y la amistad.

(Extraído de mi blog creado el 2005 "Ya no busco, simplemente me pierdo")

2 comentarios:

Mi Ser dijo...

hoy mi mensaje era.. Amor con Sentido... y sabes?... me quedé pendiente de tus palabras y de cuantas veces me sente en alguna vereda mirando el pasar de los autos y concentrándome en lo que verdaderamente importa... eso que a veces entre tanta mierda no se distingue.... Pero ES... y Siempre está... aunque sea opaca nuestra Fe con la peor cara de los hombres...

Un Abrazo...
Mi Ser.

decisiones para la vida dijo...

Mi ser querida, cuesta tanto sentarse en la vereda a mirar el aire, que se convierte en algo excepcional, sólo algunas personas, que considero afortunadas, sentimos la necesidad de observar para rescatar, entre toda la caca que invade nuestros espacios, la presencia de la simpleza.
Besos,
Mona