Si me hubieran preguntado hace algunos años, mi opinión acerca de Valparaíso, hubiera dicho: "horrible, pobre, feo, sucio". Sólo Viña del Mar era hermosa para mi. ¡Cómo nos vamos sacando los velos de los ojos a medida que nos hacemos más viejos!, cómo los prejuicios se apoderan de nosotros, a veces, sin siquiera saber o conocer de lo que nos están hablando.
Me tomó la mano, sacó $280 para cada uno y me subió a un trolley, esos antiguos buses con "suspensores", con piso de madera, ¡¡nostaaaalgicos!!, algo venidos a menos ahora, pero simbólicos, que aún corren, casi nadie se sube a ellos, hay metro, miles de recorridos de micros, hay miles de medios para recorrer la ciudad, te hacen ver la belleza de lo que no se alcanza apreciar a la distancia. Con ojos críticos y sin muchas ganas, con la idea de ir pronto a Viña, me
subí a uno de esos, luego a una micro chica que volaba, recorrí sus cerros de la mano de un conocedor profundo del puerto, me mostró unas callecitas estrechas, de esas que tú no sabes si cabe o no un auto, pero no importa, porque la gracia es precisamente esa, preguntarte cómo lograron dibujar una arquitectura, un paisajismo tan complejo, tan bello, donde más encima vive gente.
subí a uno de esos, luego a una micro chica que volaba, recorrí sus cerros de la mano de un conocedor profundo del puerto, me mostró unas callecitas estrechas, de esas que tú no sabes si cabe o no un auto, pero no importa, porque la gracia es precisamente esa, preguntarte cómo lograron dibujar una arquitectura, un paisajismo tan complejo, tan bello, donde más encima vive gente.
Luego de subir por uno de esos míticos ascensores, el Turri, donde te da la impresión de que en cualquier momento te caes y ver por sus ventanitas la maravilla del cerro combinado con el mar, me fui sorprendiendo máHemos vuelto a ir, muchas veces más, incluso pasamos el año nuevo del 2007 en la terraza de la oficina de su papá frente al muelle Prat, inolvidable, inexplicable, enmudecedor. Cada vez me muestra algo nuevo y tan sorprendente como los anteriores paseos, de noche Valparaíso es mágico, desde el tren puedes ver las luces de los cerros y soñar. Es romántico, acogedor, un poco peligroso en algunas partes, por eso mismo, nunca vayas sin compañía, menos aún si no lo conoces, pero de que tienes que ir, ¡¡TIENES QUE IR!!
2 comentarios:
Ya grande conoci Valparaiso y me enamore, de sus cerros boluptuosos, de sus venas sacrificadas convertidas en callesitas, de sus naves pasajeras y de su gente alegre.
Valparaíso de mi Amor...
que bien queda no?... aún con todo lo ingrato que ven ojos acostumbrados a estéticas y frivolidades... Pues en escencia es hermoso....tanta historia... tantas marcas en esa tierra con tanto que decir...
un Abrazo...
Mi Ser.
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