miércoles, 11 de febrero de 2009

Gracias

Como escribí hace algunos posts, mi hombre fue operado el lunes, pues bien, llegó el momento del alta médica y resolver el problema del traslado. Tomemos en cuenta que no tengo vehículo y el de mi hermana no estaba disponible, pues ella está tomando sus merecidas vacaciones, por lo que este simple suceso se transformó en una odisea.

Pensaba y pensaba qué hacer para poder trasladar a este hombre alto y delgado de una manera cómoda y segura. En ese pensar y pensar, se me ocurrió llamar a mi otro salvador de situaciones extremas, mi hermano, con tan mala suerte que él también estaba haciendo uso de su merecido descanso en una ciudad muy lejana de Santiago. De todos modos lo llamé, para asegurarme de que efectivamente estaba lejos, con tan buena suerte que me ofreció una solución maravillosa.


Mi hermano tiene una empresa que se dedica a la reparación de maquinarias de la minería, por lo que la crisis, en vez de perjudicarlo lo llenó de trabajo, pues los empresarios mineros suspendieron sus compras de maquinaria nueva y decidieron repararlas, entonces por fortuna le ha llegado más trabajo del que puede cubrir, teniendo largas listas de espera para reparar las enormes máquinas del rubro. Aclarado este tema, puedo definir a mi hermano como un hombre muy trabajador, que tiene lo que tiene por que se ha roto el lomo trabajando, tiene un buen pasar y las personas a quienes deja cuidando sus intereses, están tan agradecidas de su bondad que hacen todo lo posible para que no tenga preocupaciones durante su descanso. Es el caso, que me contactó con su gerente general, quien me llamó muy amablemente, preguntándome qué necesitaba exactamente para poder dármelo. Primero pensé en que me prestaran un vehículo, ir yo a buscarlo y luego de hacer el traslado, volver a dejarlo.


No alcancé a pedírselo, cuando me dijo que mejor, para evitar que tuviera que ir tan lejos a retirar un vehículo, me facilitaba a un chofer de la empresa, a mi disposición por todo el tiempo que necesitara. Fue así, que a los minutos de haber cortado con él, yo muy agradecida por lo demás, me llama el chofer, ofreciéndome todo tipo de facilidades y consultándome la hora y el lugar donde debía dirigirse.


La verdad es que no tenía muy clara la hora en que el doctor iría a examinar a mi amor y tampoco la hora del alta, así es que estimamos una hora durante la mañana de hoy. Muy puntualmente me llamó y me dijo que ya estaba estacionado esperándome en la clínica. A todo esto, el doctor no daba señas de llegar, así es que le dije que si tenía que hacer algún trámite lo hiciera y yo lo llamaría cuando estuviéramos listos. No sé cuántas vueltas se dio este pobre hombre, porque el doctor llegó casi una hora después de esta llamada.


Finalmente, pudimos hacer contacto visual y acomodamos a mi adolorido tesoro en el asiento del copiloto, adaptado especialmente para que fuera casi acostado. Instalamos todos los bultos que teníamos, me subí yo atrás y luego él se sentó al volante, con la cara llena de risa y nos consultó para donde emprender el camino. A todo esto, el médico le dio una receta con varios medicamentos que comprar, por lo que la primera parada fue en una farmacia, por fortuna cercana a la clínica. Luego de eso debíamos ir a buscar alguna ropa y otras menudencias al departamento que alguna vez compartimos y que está en la punta oeste de la ciudad. Luego de ir a comprar los medicamentos y recoger todo lo que necesitábamos, partimos rumbo al otro extremo de la ciudad donde finalizaba el trayecto.

Fue tan amable y tenía tanta buena voluntad, que en algún momento me sentí avergonzada de abusar tanto de estas actitudes tan loables. El destino era la casa de mi madre, que vive en un cuarto piso, él se encargó de tomar todos los bultos, que no eran poco y ayudar a subir las escaleras, con una paciencia evidiable.


Imagínense, todo esto empezó a las 11:30 de la mañana y finalizó a las 14:30 hrs. y siempre con la mejor disposición, sin ningún rastro de ansiedad o apuro por terminar pronto. Luego de reflexionar sobre todo esto, concluyo que todavía existen personas desinteresadas, con espíritu de servicio y sin esperar recompensa alguna por su gestión.

Lógicamente, llamé de inmediato al jefe de este ángel para dar las mejores referencias, agradecer todas las molestias que se había tomado y dejarlo lo mejor parado posible, para que también recibiera, al menos, un reconocimiento de su jefe.

5 comentarios:

Castrodorrey dijo...

Tres urras por ese bendito chófer.Y mis felicidades para ti, y que la recuperación sea lo más rápida posible. Al menos, satisfactoria al cien por cien.
Un abrazo.

decisiones para la vida dijo...

Querido amigo:

Muchas gracias por tus deseos y por haber leído el testamento, es que estaba inspirada y demasiado agradecida.

Está recuperándose rápidamemte, gracias.

Besitos enormes,

Mona

Don Pepe dijo...

Siempre una buena actitud, provoca un cambio, agradecidos de aquel hombre que desinteradamente te ayudo.

Un abrazo fraterno para su compañero y un beso para ti.

Luzjuria dijo...

Todas las acciones tienen recompensa, buena o mala según sea, siempre existen ángeles ocultos prestos a darnos una mano. Espero que la recuperación sea óptima y podamos celebrar la bendita operación.

Un besote, te kero tanto mucho

decisiones para la vida dijo...

- Pepito: a veces olvidamos que en este mundo no estamos solos, por eso nos sorprende tanto que existan ángeles dispuestos a ayudarnos.
Te quiero mucho.

- Mi querido Ogú: Al fin llegaste, se te extrañaba mucho por estos lados. También espero poder celebrar pronto la recuperación, estos días han sido difíciles, pero afortunadamente el hombre va viento en popa, cediendo la fiebre que es lo que más me preocupaba.
Yo también te kero tanto mucho. Un beso grande,

Mona